marrón y amarillo.
Tras muchas disputas
por ponerle un nombre,
al fin decidimos
por gran mayoría
el llamarle Tito.
Mi padre, al saberlo,
como es muy instruido,
dijo que sería
conveniente y bueno
ponerle apellido.
Fui a la enciclopedia
y busqué los "Titos"
más superfamosos
que en el mundo han sido
y, entre todos ellos,
hallé Tito Livio,
que fue un celebrado
escritor latino.
Así que en la jaula
puesto, le pusimos
una placa en plata
con tal nombre escrito.
Desde entonces, creo,
que mi pajarillo
al cantar se ha vuelto
algo presumido.
Y es que Tito Livio
está hecho un pillín
y a veces parece
que sabe latín.
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